Internet Archive es una de las mayores bibliotecas digitales (por no decir que es la más grande) que podemos encontrar online. Se trata de una organización sin animo de lucro que inició su andadura en 1996, y desde entonces ha catalogado ejemplares de miles de películas, música, revistas, juegos, programas de TV, y más.
El objetivo de Internet Archive es preservar todo este contenido digitalizado, el cual está accesible de forma gratuita para todo el mundo, siendo en su mayoría productos descatalogados o cuyos derechos de autor han caducado y ya son de dominio público.
Sin embargo, esto les ha originado problemas legales en ámbito del derecho legal, siendo la más reciente la denuncia de varias editoriales de libros, que llevó a juicio a los responsables de Internet Archive por escanear y prestar copias de libros con copyright.
Esta denuncia se resolvió en marzo de este mismo año a favor de las editoriales, aunque Internet Archive tiene pensado apelar dicha resolución. Si con esto no tuvieran suficientes problemas legales, son ahora las compañías discográficas las que arremeten contra Internet Archive en una denuncia conjunta interpuesta el pasado viernes contra la página web, su fundador Brewster Kahle y otros miembros involucrados en el proyecto “Great 78 Project”.
Una denuncia que podría significar el fin de The Internet Archive (al menos tal y como lo conocemos)
En la denuncia, Universal Music Group, Sony Music Entertainment, Capitol y otras discográficas acusan a Internet Archive de comportarse como “una tienda de discos ilegal”. En dicha acusación se muestra una lista de 2.749 trabajos musicales previos a 1972, de artistas como Frank Sinatra, Chuck Berry, Billie Holiday o Louis Armstrong, que están disponibles a través de Internet Archive.
Según Internet Archive “Great 78 Project” es un proyecto comunitario que busca “la preservación, investigación y el descubrimiento de discos de 78rpm”, pero tal y como se reclamaría en la demanda “al transferir copias de esos archivos a miembros del público, Internet Archive ha reproducido y distribuido sin autorización las grabaciones de sonido protegidas de los Demandantes.”
Las discográficas van más allá y no tienen problemas en señalar lo que ellos consideran un robo en toda regla: “Los demandados intentan defender su robo al por mayor de generaciones de música bajo el pretexto de «preservación e investigación», pero esto es una cortina de humo: sus actividades superan con creces esos propósitos limitados”.
La demanda exige el pago de unos daños legales valorados en 150.000 dólares por la infracción de cada grabación de sonido protegida. Como decíamos hace un momento, esto afectaría a 2.749 grabaciones, por lo que el pago total ascendería a más de 412 millones de dólares, así como las costas legales y cualquier otro gasto derivado que pueda determinarse en el juicio.