“Love is sharing a password”. Con este tweet que quedará enmarcado para la historia, Netflix animaba a sus suscriptores, de una forma bastante poco disimulada, a compartir su contraseña allá por 2017. Cómo cambian los tiempos.
El gigante del streaming, que actualmente cuenta con unos 230 millones de suscriptores, revelaba la semana pasada que alrededor de 100 millones de esos suscriptores comparten su contraseña con otras personas. Pero esa cifra va a bajar rápido, ya que, en algunos países como España, Portugal o Canadá, el bloqueo de cuentas compartidas ya es una realidad. ¿A dónde irán a parar esos más de 100 millones de usuarios cuando esta nueva normativa se aplique a nivel global?
Sin duda habrá un número de usuarios que optarán por contratar su propia suscripción de Netflix, pero lo más probable es que haya una huida masiva. No solo por parte de esos millones de usuarios que ya no podrán usar la contraseña de su amigo o familiar para ver Netflix, sino de esos 100 millones de suscriptores que sí que están pagando la mensualidad, y que ahora quizá no quieran hacerse cargo de pagar una suscripción completa.
Para mucha gente Netflix merecía la pena cuando el gasto era compartido. Parece que hay cierta unanimidad en que el contenido de Netflix en los últimos años no está siendo muy bueno, pero mucha gente seguía pagando la suscripción porque no suponía un gran gasto.
Precisamente, la piratería descendió muchísimo por este motivo. Porque Netflix era cómodo y conveniente. Recurrir a los torrents, al emule o a cualquier otro método de descargas ilegales supone un mayor engorro que simplemente pagar una suscripción y tenerlo todo a la carta y con una calidad de servicio notable. Te olvidas de todo, y listo.
El problema es que ahora Netflix ha dejado de ser conveniente para muchas personas, y eso puede ser peligroso, porque la piratería también ha avanzado muchísimo en estos últimos años. La época del emule ha quedado lejos, sí, y la piratería también se ha profesionalizado una barbaridad, imitando muchas de las fórmulas empleadas por las plataformas convencionales.
¿Habrá migraciones masivas a otras plataformas de streaming?
Otra alternativa más que plausible para todos esos “exiliados” de Netflix es que recalen en otras plataformas de streaming. Por el precio de una suscripción premium de Netflix hoy en día te puedes pagar un combo de HBO + Disney Plus, y además compartir la cuenta con otras personas.
No le puedes pedir a tu abuela que se ponga a piratear, o a tu tía la de Burgos, pero quizá sí que se plantee pagar un HBO Max tan ricamente. No nos engañemos, el sistema que proponen las plataformas de streaming funciona y seguirá funcionando siempre y cuando cumpla con los requisitos de comodidad y conveniencia que comentábamos antes.
Después de las subidas de precios y las restricciones aplicadas parece que Netflix ya no cumple con esos requisitos tan bien como antes, y es probable que otros servicios como Disney+, HBO Max, Filmin, Prime Video y demás plataformas se vean beneficiadas por un simple efecto rebote.
Ahora bien, siempre quedará un volumen de espectadores que cansados de esta guerra del streaming opten por volver a “la senda de Jack Sparrow”. ¿Estamos a las puertas de una nueva edad dorada de la piratería, o se repartirán todas esas piezas entre el resto de plataformas?
Tampoco nos olvidemos de la posibilidad de que vuelvan a sintonizar la televisión convencional, aunque eso parece todavía menos probable que a Netflix se le ocurra volver a publicar otro tweet como el de “Love is sharing a password”.